El grupo parte desde San Juan (SJU) rumbo a Islandia, iniciando una semana de paisajes volcánicos, cascadas y glaciares.
El vuelo nocturno marca el comienzo de esta aventura por la costa sur de la isla.

Tras aterrizar en Reikiavik antes del mediodía, se recogen los vehículos y se da inicio al recorrido.
Por la tarde, se podrá explorar el centro histórico de la capital y trasladarse a Hveragerði, un pequeño pueblo geotermal con rutas de senderismo ligeras y piscinas termales naturales.

La ruta costera lleva hacia el sur con paradas en Dyrhólaey, donde los acantilados volcánicos se asoman al Atlántico y es posible ver frailecillos si el clima lo permite.
Se continúa con una vista panorámica de Mýrdalsjökull desde la carretera y una caminata frente a la majestuosa cascada Skógafoss, antes de llegar a Vík.

La jornada comienza con una parada en el cañón Fjaðrárgljúfur, una garganta verde y serpenteante de paredes altas formada por la erosión glaciar.
Luego, se avanza hacia el Parque Nacional Skaftafell para una caminata moderada hasta la cascada Svartifoss, rodeada por columnas de basalto negro que inspiran asombro.

El día se dedica a los glaciares y lagunas heladas, empezando con Fjallsjökull y la tranquila laguna Fjallsárlón, menos concurrida pero igualmente impresionante.
Después se visita Jökulsárlón, donde los icebergs flotan en aguas glaciales antes de llegar al mar, y la cercana Diamond Beach, donde los fragmentos de hielo brillan sobre la arena negra.

Comienza el retorno hacia el oeste con una parada en Gígjagjá, una cueva volcánica poco conocida también llamada “Cueva del Dragón” y “Cueva de Yoda” por su forma y textura.
Luego se visita la impresionante playa de Reynisfjara, famosa por sus columnas de basalto y sus olas poderosas.
La tarde transcurre conduciendo entre campos de lava cubiertos de musgo, hasta llegar a un punto intermedio para descansar.

Por la mañana se toma un tour guiado hacia el área volcánica de Fagradalsfjall, donde se pueden observar recientes campos de lava y formaciones humeantes si las condiciones lo permiten.
Tras esta experiencia geológica, se regresa a Reykjavík para pasar la última noche con tiempo libre para explorar o relajarse.

La mañana ofrece tiempo para pasear por el centro, visitar tiendas de diseño nórdico o tomar un café frente a Hallgrímskirkja.
Luego, se realiza el traslado al aeropuerto para devolver los vehículos y abordar el vuelo de regreso a Puerto Rico.